30 de diciembre de 2007

nuestra felicitación de navidad

Nos han llovido críticas y enhorabuenas en partes iguales (bueno, para ser realistas, ganan las críticas) pero, a lo hecho, pecho. Aquí va nuestra Felicitación Navideña del 2007:

valdespartera, futuro hogar

El día de Navidad, después de comer, nos fuimos con los padres de excursión a Valdespartera, futuro hogar. Aquí va una foto de cómo van las obras de nuestra casa:



La niebla le da un toque fantasmagórico que no ayuda nada a que me entren más ganas de vivir allí, pero para hacer fotos tiene su encanto.

Nuestra residencia estará situada en la calle Sirena del Mississippi, que con este nombre más que calle es putada. Me lo voy a pasar pipa cada vez que tenga que dar mi dirección en el banco, para dar de alta el agua, la luz, el gas, cuando pida un taxi y tantas, tantas otras veces... La de veces que voy a tener que deletrear Mississippi... Me voy a quedar con la gente cada dos por tres. Sólo van a superarme los desgraciados que vivan en Atraco a las Tres (cuando estos vayan al banco va a ser la monda, y como pongan una sucursal en esa calle ya ni te cuento) y los residentes en Con Faldas y a lo Loco, aunque vivir en la Plaza del Hombre Invisible, en la de Mary Poppins o en la King Kong también tiene su aquel. Y en tantas otras calles con nombres de ese estilo... Y pensar que la calle paralela a la nuestra se llama Viridiana y la perpendicular, La Caza. ¿¿Por qué, oh, Señor, por qué nos ha tenido que tocar la Sirena??

Y esto no es todo, porque la tendencia no se queda sólo en las calles. En la calle Desayuno con Diamantes han abierto la primera cafetería de Valdespartera: "Abierto hasta el amanecer". De aquí a nada me veo con la Funeraria "La Muerte tenía un precio" al lado de casa. La que se nos espera.

q dlr!

Hace unos días me encontré este texto como comentario a un vídeo de Youtube. Reconozco que me costó entenderlo y que, a medida que lo leía, me iba doliendo el corazón. No por lo que leía, sino por como estaba escrito lo que leía.

"Ostias qE bonito COjones :|

ami m aCen eso y nOSe lo q ago xD

BUA , pues na ay s DemueStra Qen se ase d Kerer y tal...

Y LoS AMIGAzOS Q TIENE Xd

WENO DEJEMOnos d sentamentalideces o como s dig ay yasta

Un besO pa toas las q laN exo y Un aBrazo"


Llamadme carca si quereis, pero a mí el castellano que me lo dejen como está. Intento consolarme pensando que esta mutilación libre del idioma es para uso privado, entre amigos, y no para uso formal, pero en el fondo temo que quien haya escrito esta pieza no sepa escribir las cosas de otra forma; que esté convencido de que "Qen se ase de Kerer" se escribe así, de que "bueno" empieza por w y de que "yasta" es una única palabra y, además, un verbo (el verbo "yastar", de toda la vida: yo yastoy, tú yastás...)
Y todo lo que digo no creo que sea una "sentamentalidez" sino una preocupación justificada. ¿Saben los jóvenes que escriben así escribir como es debido? ¿Han reinterpretado el lenguaje o lo han aniquilado simplemente? Porque Picasso le ponía dos narices torcidas al retrato de una dama pero si te lo pintaba siguiendo los cánones realistas te dejaba sentado.
Mis dudas tengo, sinceramente.

la otra navidad

Como dijo mi tía, "Y nosotros preocupándonos por qué hacer de cenar"...

Artículo publicado en El País Digital - 26 de diciembre de 2007

“Querido Papá Noel: vamos a dormir con hambre”
De las 10.000 cartas de niños enviadas en la ciudad brasileña de Recife, 6.000 piden comida en lugar de juguetes.

Los niños pobres de Brasil no piden regalos a sus padres, porque saben que no pueden comprárselos. Por eso, mandan sus cartas a Papá Noel de Correos. Es una costumbre que lleva funcionado desde hace muchos años en varias ciudades del país. Las cartas son colocadas en las paredes de las oficinas de Correos y quienes acuden a estas oficinas suelen adoptar la carta de algún niño. Compran lo que pide y los funcionarios de Correos, vestidos de Papá Noel, se encargan de llevárselo a sus casas.

Este año, un dato ha causado sorpresa en la ciudad de Recife, en el Estado de Pernambuco, uno de los más pobres del país y la patria chica del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, cuyos padres, muy pobres, emigraron a São Paulo en busca de trabajo: de cada 10 cartas de niños recibidas en Correos, seis piden comida en vez de juguetes.

Por ejemplo, la de Pedro Manoel dos Santos, de 13 años, que escribe que le gustaría recibir unos zapatos del número 37, pero que lo que en realidad necesita es comida y cuenta así el drama de su familia: “Mis padres no tienen trabajo. Mi padre hace dulces para vender y trabaja cuando le sale alguna cosa. Pero aún así, el dinero no basta para comer. Hay noches que vamos a dormir con hambre y la cara de mi madre se pone muy triste”.
Sólo en Recife, Correos ha recibido este año más de 10.000 cartas, de las que 6.000 piden comida para Nochebuena. Los funcionarios de Correos se han sensibilizado tanto ante las cartas que ellos mismos, por su cuenta y junto a sus hijos, han ido a llevar comida a muchos de esos niños pobres.

“La petición de comida podría parecer extraña en un país con un Gobierno como el de Lula, que se enorgullece de tener el mayor programa social del mundo, la Bolsa Familia, que atiende a 11 millones de hogares”, escribía la pasada semana el diario O Globo, que recogía la opinión del sociólogo José Arlindo Soares: “Los programas sociales teóricamente elevan el nivel de vida de las personas, pero en la práctica no cambian su condición social”. Coincidía con él el obispo Luiz Cappio, protagonista de la lucha contra el trasvase del río San Francisco, que dedicó duras palabras al presidente: “Lula ha muerto. Ahora tenemos el Gobierno del señor Luiz da Silva”; el prelado critica, además, el hecho de que el Ejecutivo dedique grandes cantidades de dinero “a dar limosna”, en lugar de realizar una verdadera acción de desarrollo social.

la cena del chefo

Hoy ha tenido lugar la novena Cena del Chefo (para que quede más solemne, lo pondré como se ponen estas cosas: IX Cena del Chefo)
Yo soy de las que iniciaron la tradición, una de aquellas que asistió a la primera cena, y, desde entonces, no he fallado ni un sólo año, aunque he estado a punto varias veces (incluida ésta). El motivo se puede extraer a partir de los siguientes datos, extrapolables, más o menos, a las ocho cenas anteriores:

Asistentes: 18 (contándome a mí)
Asistentes a los que considero amigos: 3 (incluida mi pareja)
Asistentes a los que trato alguna vez (pocas) por ser amigos de amigos: 5
Asistentes a los que sólo veo en la cena del Chefo: 2
Asistentes que me suenan de alguna otra vez: 3
Desconocidos por completo: 4

Como puntilla, ahí van dos datos más:

1. El Chefo, este año, no ha venido.
2. Fíjate tú lo que importará quien venga, que el brindis de apertura lo ha hecho un tal Manolo, del que sólo sé que el año pasado iba borracho, con la siguiente frase:"¡Por el Chefo ese!"

Este Manolo se va a hacer el rey de las próximas convocatorias, y si no, al tiempo. Yo el año pasado, que no sabía quien era el tipo (y aún hoy sigo sin saberlo, pero al menos me suena su cara) pensé inicialmente que era un chaval con unas cuantas copas de más que habíamos adoptado de la barra del bar en el que íbamos a cenar; este año ha presidido la mesa. Bueno, él y una careta del Chefo que hemos hecho para tenerlo presente. Aquí va el discurso de este año leído por poderes por uno de los asistentes (que no es el tal Manolo):



Ahí queda eso.

Varios de los asistentes a las primeras convocatorias han ido descolgándose con el paso de los años pero, nosotros, ahí seguimos. Por ejemplo, una pareja de amigos a la que vemos habitualmente se descolgó definitivamente de la celebración tras terminar la velada sin llegar a saber frente a quién narices habían cenado. Ahora se les llama por cortesía, pero sabemos que el "no" va a ser rotundo.

Yo este año he vuelto a ir. El que viene... ya veremos.

el helado de nata

Siento comunicar al mundo que el helado de nata ya no existe en los supermercados de barrio. Al menos, en los supermercados del mío. Puedes encontrar helado de dulce de leche, helado de tiramisú, helado de yogurt con frutos del bosque, sorbete de mandarina y diversas marcas de sorbete de limón (se nota que estamos en fechas navideñas), pero no una mísera tarrina de helado de nata del de toda la vida. Ni siquiera en helado de corte. Nada. El helado de nata ya no tiene un hueco en nuestra cesta de la compra. Manda huevos que para comprar helado de nata vaya a tener que irme a El Corte Inglés. Y el día de Nochevieja, además, que estará para hacerse viejo en la caja, por no ir mañana que es domingo.
Si además tenemos en cuenta que a mí el helado de nata no me gusta, que sólo lo necesito para hacer el postre de Nochevieja y que yo jamás hago postres, imaginaos la maldita gracia que me hace tener que tomarme todas estas molestias por conseguirlo.
Pero, en fin, es lo que tienen estas fechas: ¡¡¡¡que el puñetero helado de nata desaparece de la sección de congelados!!!!!

28 de noviembre de 2007

cuesta concentrarse

Hay días en los que, por mucho que lo intenta una, no se concentra ni por descuido. Ayer empecé a prepararme anímicamente para que hoy me cundiera.

mañanatetienequecundir
mañanatetienequecundir
mañanatetienequecundir

Y hoy me he levantando con el objetivo de que el día me cundiese.

Sin embargo, aquí estoy, escribiendo nada en un blog al que aporto poco de ciento a viento. Para esto hay que estar muy descentrada.

Y es que, cuando no se está, no se está. Ni que hubiera dejado de fumar.
La verdad es que no le encuentro explicación. Simplemente, no estoy en lo que debiera estar ni en ninguna parte. Bueno, estoy un ratico aquí y un ratico allá. Voy y vengo. ¿Para qué? Para nada. Para perder el tiempo.
Qué sensación más tonta.
Seguiría escribiendo pero...
no me concentro.

20 de noviembre de 2007

el virus de las 24 horas

Desde el domingo por la noche hasta hoy por la mañana he sufrido de dolor de cabeza, sensación de nausea y mal estar general, que se suele decir. No quiero echarle la culpa al asado con patatas con el que nos obsequió mi madre el domingo al mediodía con motivo de la celebración de su cumpleaños porque eso estaría muy feo, pero es cierto que a partir de ese momento mi cuerpo se rebeló.
Como mi madre es una santa y todo lo que cocina es una delicia, le echaré la culpa a lo que le hubiera echado la culpa mi médico de cabecera: a un virus que corre por ahí y que, al igual que a mí, está afectando a mucha otra gente (que eso es lo que siempre me dice el médico). El famoso virus de las 24 horas.
Nadie lo ha visto jamás, porque no se le ve venir, pero es el presunto culpable de todos nuestros males gástricos. Tampoco sabemos si es uno o trino, como si fuera un castigo del Señor, si quien ataca es siempre el mismo o si forma parte de un ejército organizado de virus tocapelotas.
La cuestión está en que a mí viene a visitarme cada dos por tres, unas veces después de haber comido carne, otras después de haber comido pescado, y, efectivamente, permanece conmigo jodiéndome el día durante 24 horas. Luego se va y, si te he visto, no me acuerdo. Mejor, por supuesto. Lo que me fastida es que, en cualquier momento, se planta en mi estómago otra vez y eso sí que no. En un año habrá venido a verme tres o cuatro veces, así que, en mi caso, ya pasa de ser el virus de las 24 horas a convertirse en el virus cuatrimestral, como la declaración del IVA. Con la diferencia de que por desgravarme, yo no me desgravo ni 300 gramos. Una lástima.

11 de noviembre de 2007

aparcas como un gilipollas

Hoy me ha llegado un mail de una amiga con una información sobre una página web, www.youparklikeanasshole.com, y he de confesar que la idea me parece estupenda. Sé que en esta vida hay muchas cosas bastante más importantes por las que cabrearse que por cómo aparca la gente, pero también estoy convencida de que si la gente fuera más cívica en estos mínimos aspectos de convivencia muchas de las cosas realmente importantes irían un poco mejor. Vamos, que he llegado a la conclusión de que lo que realmente me cabrea es la falta de civismo y no la incompetencia a la hora de optimizar espacios.

La de veces que habré deseado dejarle una nota a algún zoquete aparcador, algo que nunca he llegado a hacer por carecer de bolígrafo o de un papel digno donde describirle su incompetencia. Reconozco que me faltan agallas para llamar la atención a quienes veo que aparcan sin pensar en los demás o a quienes tiran un papel al suelo. No sé por qué hemos perdido la autoridad moral de recriminar a las personas ese tipo de cosas, pero la hemos perdido. Quizás por exceso de individualismo, por miedo o por falta de apoyo social. Y aquí es donde la iniciativa de esta página puede resultar útil. Esta web te proporciona un modelo de "nota de advertencia" que puedes dejar en el coche de quien ha aparcado como un gilipollas. Yo también podría dejar una nota, o tú, o el otro, cualquier nota, pero no sería igual. Si yo dejo una nota, la que me dé la gana a mí, lo hago a título individual y al del coche se la suda; sin embargo, si todos dejamos la misma nota, un modelo de nota "para conductores gilipollas", el toque de atención adquiere otro calibre; ya no será una opinión a título individual, será un toque de atención de carácter social. Es algo similar a lo que sucede con los uniformes; si tú, como ciudadano de a pie, llamas la atención a un tipo por saltarse un semáforo, casi seguro que te gritará que eres un gilipollas; si quien le llama la atención lleva uniforme de policía, probablemente se lo piense dos veces antes de abrir la boca. Con esto no quiero defender los uniformes; creo que sería mejor que fuéramos todos más cívicos para que no tuviera que haber tanta gente que los llevara, pero es lo que hay. Así que yo me voy a imprimir doscientas o trescientas notitas para dejar en los coches de conductores gilipollas que aparquen sin pensar en los demás para colaborar con la causa a la espera de que inventen algo (¿un banderín, quizás?) para llamar la atención a los dueños de perros que llenan las calles con los excrementos de sus mascotas.

5 de agosto de 2007

niños y más niños

Nuestros amigos, prácticamente todos entre 28 y 33 años, se han lanzado a tener hijos. Hubo dos niñas que llegaron prácticamente a la vez; al año llegaron otras tres; después, un embarazo; después llegó la hermana de la primera; seguidamente, el embarazo de otra pareja primeriza y los segundos embarazos de las ya experimentadas; hoy me han comunicado otro segundo embarazo más...
Se puede decir que en tres años los embarazos y partos ajenos han sido una constante en mi vida, siempre estábamos en alguna de las fases del acontecimiento: sospecha, comunicado número uno, comunicado número 2 ó parto. Cuando no creíamos que una estaba embarazada, otra lo comunicaba, cuando no paría una, la otra nos decía que esperaba una niña. Así constantemente.
Esta constancia temática supone una presión también constante sobre la parejas que aún no tenemos descendencia. Estoy harta de oirme cada dos por tres que se me va a pasar el arroz, que nosotros para cuándo, que bla, bla, bla.
Yo quiero tener un hijo porque quiera tenerlo, porque me sienta preparada, no porque piense que se me va a pasar el arroz o para evitarme el oir todas esas frases machacantes constantemente. Esa presión me hace plantarme muchas veces si ese instinto maternal que a veces siento no será creado ilusoriamente por mi necesidad de sentirme como el resto de mis amigos, que ya tiene su vida hecha y sus niños alrededor, si no será una treta subjetiva para convencerme a mí misma de que los sermones sobre el estado de mi arroz quizá tengan su razón. Sin embargo, no creo que debamos decidirnos a dar el paso por lo que vemos a nuestro alrededor. Tener un hijo es una cosa muy seria, quizá la cosa más seria a la que te tengas que enfrentar en esta vida, y la decisión no puede verse afectada o motivada por lo que sucede a nuestro alrededor sino por lo que sucede en nuestro interior o, al menos, no por lo que sucede en un alrededor más lejano que el que nos afecta a mí y a mi pareja. Debe dar igual que nuestros amigos tengan ya hijos o que las madres quieran ser abuelas. Sólo debe importar lo que piensen y deseen las dos personas directamente involucradas, las que van a dejar de ser un hombre y una mujer para convertirse en un padre y una madre.
Me alegra mucho que los demás tengan niños porque entiendo que están cumpliendo un deseo pero, por otra parte, me jode recibir la noticia de un embarazo porque seguidamente, en mi cabeza, chispean las frases "Y tú ¿cuándo?"... "Te estás quedando atrás"... "Se te va a pasar el arroz" Si algún día esas frases terminan convenciéndome, tengo miedo de darme cuenta cuando ya no haya remedio de que todavía no era el momento.

29 de mayo de 2007

autorretrazo



No es una gran foto, es cierto... pero, como autorretrazo, tiene su explicación:

Yo creo que hay gente Epi y gente Blas; y yo, definitivamente, a pesar de tener mi toque Epi, soy tipo Blas. Qué le vamos a hacer.
Autorretratarme con la careta era algo así como mostrar mi personalidad (Blas) sin mostrar mi rostro (que no lleva asociados unos rasgos de carácter tan establecidos como los de la cara de Blas) a través de un acto Epi (el acto infantil y lúdico de ponerme una careta)

¿Necesito psicoanalizarme?

18 de mayo de 2007

semana

El miércoles le quise comprar a la quiosquera el periódico que ya le había comprado el martes.
Me miró raro y me dijo:

- Ya te lo llevaste ayer.
- Claro, ayer me llevé el del lunes y hoy quiero el de hoy- le respondí.
- Pero es que hoy es miércoles.
- ¡No fastidie!

Pues sí. Era miércoles.

Ayer, jueves, me levanté convencida de que era viernes.

Mañana no tendría que madrugar.
No tendría que elegir que ropa ponerme.
No tendría que ir a trabajar.

"Hoy es jueves, 17 de mayo. Vamos con el zumo de periódicos, Juan Herrera"

Pablo Motos me devolvió a la cruda realidad.

Mañana tendría que madrugar.
Tendría que elegir qué ropa ponerme.
Tendría que ir a trabajar.

Menuda putada.

Lo único bueno es que de camino al trabajo paso por una fábrica de galletas justo en el momento en el que las están horneando.
Las de ayer eran de coco.

La calle es fea, triste, de aceras estrechas y te pega el sol en los ojos.
Pero, al menos, huele bien.

Esta semana se me ha hecho larga e intermitente.
Y he tenido tortícolis, además.
Yo creo que gran culpa de mis saltos y retrocesos mentales en el tiempo lo han tenido las pastillas.

"Toma una pastilla al día y ponte la mantica eléctrica mientras veas el CSI".
Palabras textuales del Dr.Cuchi.
Va a ser que CSI cura la tortícolis.
Pues igual sí, porque no lo he visto (no lo veo nunca) y así estoy, que no termino de curarme.

Y dentro de dos días, lunes otra vez.

Mi nombre es Cuatro... Menos Cuatro.

15 de mayo de 2007

historias en el médico

Hoy tenía hora en el médico a las 16.15. Cuando he llegado, había tres personas más esperando. Una tenía hora a las 16.08, otra a las 16.10 y, la última, a la misma hora que yo. Sólo que esta última ha debido de entender mal porque la han llamado antes de la que tenía para las 16.08.
A qué horas más raras te citan para el médico... Y qué poco sentido tiene, porque citan a una persona cada 2 minutos como si ese fuera el tiempo que te van a dedicar... que menos mal que no es así. No hay más que ver que yo tenía hora a las 16.15 y he entrado a las 17.15. Que está bien que no te vengan con prisas pero, vamos, tampoco es eso, digo yo. Que citen cuatro pacientes a la hora, que es lo que tendría que ser para estar todos contentos.
En fin, que como yo ya me conocía estos retrasos, me he llevado un librico sobre Velázquez para entretenerme e ilustrarme durante la espera. Y en esas que estaba yo tan tranquilamente leyéndome el libro (a pesar de mi tortícolis, que por eso estaba allí) cuando ha llegado una señora, menudica ella, y se ha sentado a mi lado.
Yo pasaba las páginas, ilustradas con bellas obras del pintor, y la señora me miraba de reojo. Que si La fragua de Vulcano, y la señora me miraba. Que si el retrato equestre de Felipe IV, y la señora, que volvía a mirarme. Yo creía que estaba interesada en el libro, como cuando en el autobús los que van de pie leen el periódico del que va sentado, pero esa hipótesis se ha esfumado cuando la señora, de repente, se ha levantado para cambiarse de sitio. Su nueva ubicación era el único asiento que quedaba libre en la pared de enfrente, completamente opuesto al mío.
Lo primero que he pensado, he de confesarlo, es que igual resultaba que yo olía mal. Y no me neguéis que eso es algo que todos habriais pensado en mi situación. Yo estaba convencida de que no era así, pero ha sido el primer motivo que ha venido a mi mente. Una vez descartado tras una inspiración profunda pero disimulada, he pensado que quizá quien olía era el señor de al lado. La inspiración había dado como resultado la constancia de algún ligero efluvio oloroso propio del calor procedente de su persona, pero no tan insoportable en mi opinión como para cambiarse de asiento. Al menos yo no lo había notado hasta ese momento, y había sido necesaria, como digo, una profunda inspiración.
Descartado el tema oloroso, he pensado que quizá la señora, maniática, prefería sentarse de cara a la entrada (yo estaba de espaldas) O que quizá prefería tener más luz (mi fila de asientos no caía exactamente bajo el fluorescente) Ahí estaba yo dándole vueltas al asunto cuando oigo que la señora comenta en voz alta con sus nuevos compañeros de asiento: "Yo es que con la pintura no puedo".
Ya nos había dejado a todos intrigados con su cambio de lugar (aunque probablemente todo el mundo hubiera asumido simplemente que yo olía mal) , pero ese comentario fue lo que nos faltaba para no entender nada. Por lo menos a mí. "¿Que no puede con la pintura?"- pensaba- "No me jodas que se ha cambiado de sitio porque estoy leyendo un libro de Velázquez..."
"Yo es que no puedo con la pintura, de verdad" - repetía mientras echaba miradas a mi libro. "Y mi madre, tampoco. Pero de siempre, además. Nos ha pasado de toda la vida". Las personas allí sentadas miraban alternativamente a la señora, al libro y a mí. Dos jóvenes sentadas junto a la señora se giraban dándole la espalda mientras intentaban contener la risa. Mi cara debía de ser un poema.
"Me pasa igual con los periódicos. No los puedo ni leer. Es abrirlos y no aguantar del olor". - decía la buena mujer. Ah... ya iba yo entendiendo algo... "No puedo con el olor a pintura, es que no puedo" - se explicaba.
Buf, menuda tranquilidad. Con lo que no podía la señora era con el olor a tinta (o a pintura), no con la pintura en general, y menos, supongo, con Velázquez.

- Si me lo hubiera dicho, habría cerrado el libro y ya estaba-. le he dicho. Aunque yo no notaba el olor a pintura por ninguna parte. Quizá mínimamente...

- No, da igual, maja, no te preocupes. Ya has visto que me he cambiado de sitio y arreglado.

- Pues yo no huelo nada desde aquí-. ha informado una señora sentada junto a la primera.

- Y sin embargo yo, ya ve. Me he tenido que cambiar de lo mala que me estaba poniendo. Mientras no llegue el olor hasta aquí... Sigue, sigue leyendo tranquila.

Eso ya ha estado más difícil porque, una vez que le ha dado a la señora por comenzar a charrar, no ha parado. Que si con lo menuda que era (no mediría más de 1,40) había llegado a pesar 60 kilos, que si cuando se casó pesaba 33, que si formaba parte de un grupo jotero en el que ella era cantadora y bailadora, aunque con esos pies que llevaba ahora ya no podía casi bailar... en fin, cosas de su vida. Yo, como estaba a una distancia considerable de la buena mujer y, a pesar de que de vez en cuando me buscaba con la mirada, he conseguido centrarme en la pintura de Velázquez y su persona. Y, eso sí, contenta de no oler mal.

13 de mayo de 2007

vigésimos

Así es como ha quedado España en el Festival de Eurovisión. Vigésima de veinticuatro.
Ha ganado Serbia, seguida de Ucrania y Rusia... uy, qué cosas. Va a ser que todos los países vecinos del bloque del este se votan entre sí...
Aunque quizá simplemente es casualidad y yo soy una mal pensada...

Veamos: ¿quién ha dado 12 puntos a Serbia?

Montenegro, Croacia, Eslovenia y Macedonia.

Pues resulta que no va a ser casualidad.

Y además me parece que no es la primera vez que pasa... creo que últimamente siempre se reparten los votos entre ellos. Así que este festival se va a convertir en un cachondeo. Este año gana Serbia, al que viene ganará Ucrania, o Macedonia, o Rusia...

Otro dato significativo: los últimos han sido Francia, Reino Unido e Irlanda.
Esto me suena a que en Europa mandaremos algunos más que otros pero en Eurovisión... para rato nos van a dar el gusto.

El Festival de Eurovisión, por mucho que no se quiera, sigue teniendo un ligero matiz político. Y vencer en él, aunque sea a través de una canción, no deja de ser una victoria.

11 de mayo de 2007

el festival de anglocanción

Ayer pillé en un zapping la fase clasificatoria para el Festival de Eurovisión, o algo así. Concretamente era el resumen de las actuaciones, y me indigné tanto o más que cuando se cruzó en mi vida Cambio Radical (ver entrada un poco más abajo)
Lo que motivó mi indignación no fue que el 90% de las canciones fueran popfestivaleras, armadas sobre un ritmillo pegadizo basado en el chuntichunti y con un estribillo repetitivo hasta la saciedad inspirado en la más básica de las melodías componibles con Mi primer organillo, sino que la gran mayoría estaban cantadas en inglés. Hasta los suizos, que pueden elegir entre el francés, el italiano y el alemán, cantaron en inglés. Que más que el Festival de Eurovisión parece el festival de Anglocanción. Y eso que los angloparlantes no son mayoría en Europa, que sepa yo. Pero, claro, no nos van a hacer cantar en alemán, que creo que son los que ganan. Porque mira que las canciones cantadas en alemán suenan mal...
Entre la oferta, sin embargo, había cosas raras como los letones cantando en italiano, la chipriota cantando en francés (supongo que para no darles el gusto ni a griegos ni a turcos) o unos punkarras andorranos que cantaban en español, catalán o similar. Vamos, que la cosa, al parecer, estaba en que nadie cantara en su idioma (aunque desconozco cual es el idioma oficial de Andorra... ¿el francés?) Excepto los británicos e irlandeses, claro, que, aunque no tuve el gusto de verlos, supongo que cantarían en inglés. Faltaría más. Ah, y nosotros, los españoles, que pese a haber metido como estribillo y en el título ese híbrido latisajón que es I love you mi vida, cantamos en español.

La canción que nos representa juega con rimas tan innovadoras como amor-pasión, entre otras, y aporta un estribillo profundo que consiste básicamente en repetir Iloveyoumivida-uh-eh-oh.
Algo grande, vamos. Al nivel de Eres tú o incluso más. Hasta Bandido era mejor. Qué digo Bandido, hasta Made in Spain era mejor. Me atrevería a remontarme incluso al Quién maneja mi barca-quién, pero eso creo que es un hito insuperable.

Y yo me pregunto: ¿por qué han dejado de presentarse, ya no digo canciones buenas, canciones decentes a Eurovisión? ¿Por qué suenan prácticamente todas mal y prácticamente todas igual?
¿Para qué coño sirve el Festival de Eurovisión? ¿Por qué Nash ahora es D'Nash? ¿Quizá por lo mismo que Tamara pasó a ser Yurena?

Ahora sólo falta que mañana ganemos...

9 de mayo de 2007

el baile español

El viernes pasado tuve mi primera experiencia de contacto directo con el baile español. Y con contacto directo quiero decir que, por primera vez, acudí al teatro a ver un espectáculo de este tipo. Aunque salí zapateando y gritando tacatá entre palmas, dista mucho el día en el que me dé a mí por ponerme los zapatitos de tacón y taconea. Y que conste que no es por falta de ritmo, que de eso sí que tengo, sino por falta de tiempo, que no se puede hacer de todo en esta vida.
Sin embargo, es difícil que, tras ver un espectáculo de este tipo, y a poco que te guste el baile, no se te pase esa idea por la cabeza varias veces durante los diez primeros minutos posteriores a la bajada del telón. "Nos tendríamos que apuntar a clases de baile español"-comentas así por lo bajini entre los amigos asistentes, a ver si alguno te sigue el hilo. Pero enseguida vuelves a la realidad de tus circunstancias. Sucede como cuando ves Roland Garros en la tele, que te entran unas ganas tremendas de ponerte a dar raquetazos pensando que, en cuanto cojas la raqueta, vas a soltar drives como los de Nadal.

Además de darme ganas de taconear, el espectáculo me gustó mucho. Aunque la primera línea del programa, en la que se explicaba de qué iba la cosa, no ayudaba demasiado a crear expectación: "Este espectáculo carece de cualquier línea argumental", decía más o menos. Y tenía razón; no se contaba una historia, pero ni falta que hacía. Baile, cante, música. Un cuerpo de baile, dos bailaores invitados y la estrella de la compañía, Sara Baras. Palíndromo.
Me emocionó en ocasiones, me impresionó en otras. Qué arte con los pies, y qué arte con las manos.

Y también hizo que vinieran a mi cabeza unas cuantas dudas existenciales de estas absurdas que sirven para pasar el rato pero, casi nunca, para facilitarnos la existencia si se resuelven.
Por ejemplo:

¿Un calvo puede ser bailaor de flamenco?

Guitarrista está claro que sí, que la Baras lleva a dos, pero bailaor... Antonio Canales tiene pelo... Joaquín Cortés, también... Antonio Gades lo tenía... Farruquito... Rafael Amargo... hasta Ernesto Neyra tiene pelo. Aunque ese no sé si vale porque lo que no está claro es que sea bailaor.
Desde luego, los dos bailaores invitados de la Baras tenían pelo, y los miembros masculinos del cuerpo de baile, también. Y no sólo eso, sino que lo tenían largo, además. Greñas, que se dice.
Y hacían con su pelo mojado-engominado así, zis, zas, de un lado a otro entre contorneo y contorneo.
Porque no vale con tener pelo: además hay que llevarlo largo. Y aquí es donde entra la segunda duda:

¿Se puede tener el pelo rizado (no ondulado) y ser bailaor de flamenco?

Pues sí. Al menos, en la compañía de Sara Baras. Aunque también es verdad que la genética había obsequiado al bailaor en cuestión con rizo de este prieto (pelopolla, para entendernos), alejándole de ese modo de los caminos del Heavy Rock. Eso sí, no es lo mismo el zis, zas de la cabellera lisa o ondulada que la de pelopolla: la primera se mueve ligera, anárquica, ondulante; la segunda se mueve en plan cola de castor, toda de una vez y de arriba a abajo. Plof-tacatá-plof-plof-ele...

La tercera duda; ¿cuántos trajes iguales tiene esta gente? ¿O en cada espectáculo llevan un modelo distinto? Porque anda que no sudan ni nada. ¿Acaso la compañía tiene un servicio de limpieza tan eficiente que le tiene limpios y planchados todos los trajes de una función a otra?

¿Se hacen los zapatos a medida?
¿O se colocan algo dentro para que no les baile el pie, por contradictorio que parezca, y no les hagan rozaduras?

¿Por qué nunca antes me había hecho estas preguntas?

¿Habrá alguien más en el mundo o, al menos, entre los espectadores de la representación, que estén perdiendo el tiempo como yo pensando en estas tonterías?

29 de abril de 2007

esto es vida

la media mierda

¿Qué os dije ayer?
Que por pisar media mierda acertaría siete en la quiniela.
Pues bien, he acertado 7 en una columna y 8 en la otra.
Me pongo las gafotas de secretaria del 1,2,3 y calculo:
Si 15 resultados corresponden a una mierda entera...
15 entre dos... a 7,5.
Ésto es, entre 7 y 8.
Vamos, lo que toca por pisar media mierda.

28 de abril de 2007

31

Hoy cumplo 31 años.

Me ha felicitado mucha gente. Los más cercanos me han llamado básicamente vieja, mientras que aquellos con los que tengo menos confianza me han dicho que no los aparento. ¿A quién creer?

Por lógica, a los que no se ven sometidos al bienquedar, es decir, a los primeros. El resultado de esta decisión sería asumir que con 31 años soy una vieja pero, gracias a la capacidad de autoengaño del ser humano, y teniendo en cuenta que quienes me han dicho que soy una vieja son principalmente los amigotes, lo más autocomplaciente es creer que lo dicen por joder y que, en realidad, no los aparento.
También está la opción de quedarme con lo que me ha dicho mi tío José Luis, que básicamente me ha dado la bienvenida a la edad adulta remarcando que hasta los 30 uno no es adulto sino gilipollas.
Teniendo en cuenta que la decisión está entre pensar que hoy soy adulta pero ayer era gilipollas o que tengo 31 años pero no los aparento, va a ser que me quedo con lo segundo. Principalmente porque quedarme con la idea de que hoy tengo 31 años, soy una vieja y ayer era gilipollas no me atrae lo más mínimo.

Para colmo de males, además de ser vieja, llueve. Mucho.
Esta mañana he ido a por el postre y el pan y me ha caído todo el agua encima. Y he pisado media mierda, lo que tendría que haberme proporcionado, al menos, media suerte. Mañana revisaré la quiniela que he hecho, que una aún sigue creyendo en la fortuna como regalo de cumpleaños. Aunque, si media mierda equivale a media suerte, seguramente habré acertado 7.

Alegríaaaaaaaaa.

18 de abril de 2007

la crisis de los 30

A mí la crisis de los 30 me ha llegado a puntito de cumplir los 31. El detonante fue que me di cuenta de que, mientras que hace unos meses decía mi edad y me echaban 3 años menos, ahora digo mi edad y no me dicen nada. Vamos, que se me dan los que tengo o incluso más. En poquitos meses me he debido de echar a perder una barbaridad. Por eso me da a mí que los 31 no me van a sentar nada bien.

30 es un número redondo, un número tipo "de aquí no paso que ya he llegado" Es algo así como sacar un 10. No puedes sacar más, es el tope, de ahí no se puede pasar. Pero se pasa, ay, si se pasa...

Para remediar algo la cosa me he cortado el pelo a lo Kiki de Montparnasse, que dicen que me hace más joven. Qué triste buscar con 30 años que algo te haga más joven. Espero que ésto no se convierta con los años en buscarme un tinte de pelo más claro, una ropa más colorida o un hombre veinte años menor. Que yo sepa, no hay nada fisiológico que motive perder la dignidad con la llegada de las arrugas. Al menos la dignidad que se crea uno mismo, que hay quien se la crea con tinte platino y blusones fucsias desde antes de cualquier crisis de edad.

Podría haberme ido de compras, que es lo que las mujeres solemos hacer cuando nos ataca algún disgusto absurdo, pero en mi caso siempre ha sido peor ese remedio que la enfermedad. Volvía a casa con las manos vacías y la constancia de estar gorda. Intentar meterse consecutivamente en tres pantalones y cuatro camisetas en las que no cabes no es lo mejor para alegrarse una el día; conseguir meterse finalmente en un pantalón y descubir que es de la talla 44 te deja ya para el arrastre. Vamos, te hace desear el disgusto absurdo primigenio frente al disgustazo horrible que llevas encima suma del primigenio y la tarde de compras.

¿Por qué sufriremos tanto las mujeres con estas tontadas, me pregunto yo? Creo que si me pongo a pensar fríamente en una respuesta convincente me voy a deprimir aún más, así que mejor le dejo ese trabajo a los hombres.

29 de marzo de 2007

seis euros en pies

Hoy he entrado en una farmacia a comprar unas pastillas que me ha recetado el médico. La farmaceútica estaba atendiendo a una chica de unos treinta y poco años, algo obesa y no muy arreglada, que la escuchaba apoyada junto al mostrador. Yo, unos metros por detrás, he seguido su conversación discretamente. En un espacio reducido como ese pocas opciones hay de no echar oreja, la verdad.

La joven preguntaba a la farmaceútica por las instrucciones de uso de un espray para el olor de pies que, al parecer, acababa de adquirir.

- Entonces, ¿me lo doy en los pies y ya está?
- Sí, pulverizas bien sobre el pie.
- Y dice que éste es más fuerte que el otro, ¿no?
- Bueno, es más cómodo que el de polvos.

Al estar hablando de pies y de un espray para combatir su olor, la mirada se me ha ido a los pies de la muchacha. Llevaba unos zapatos de suela de goma de aspecto bastante humilde que, efectivamente, no tenían pinta de dejar transpirar muy bien al pie que llevaran dentro. En ese momento he pensado en lo absurdo que resultaba que una chica así, que por el aspecto no parecía disponer de muchos recursos económicos, tuviera que comprarse unos zapatos malos y baratos y, seguidamente, un espray que cuesta casi seis euros para contrarestar sus efectos.

Después de pagar, la joven ha abandonado la tienda con su espray dentro de una bolsita de esas minúsculas y flojas de farmacia que luego no sirven para nada, y yo he ocupado su lugar en el mostrador. Inmediatamente he notado el olor. No era un olor a pies. Era un olor a no haberse cambiado de ropa en bastante tiempo. He llegado a la conclusión de que la culpa no era de los zapatos o, al menos, no toda. Aunque quizá el olor que estos camuflaban era aún peor. Lo que estaba claro es que la joven hubiera ganado más gastándose los seis euros en jabón. Y mi nariz, también.

26 de marzo de 2007

cambio radical

Una cadena nacional de televisión ha estrenado un nuevo programa, "Cambio Radical". En la web del programa , éste se describe de la siguiente manera: "Cambio Radical está exclusivamente dirigido a aquellas personas que necesitan un cambio de imagen, bien por motivos físicos o psicológicos que influyen en ellas de forma negativa. Por tanto, el objetivo del programa es el de ayudarles a transformar su vida mediante un cambio de imagen que, en consecuencia, incluirá una mejora física, pero también emocional."

Ayer me encontré con este programa durante unos minutos y me indignó lo que vi. Una mujer de unos treinta y tantos años, casada y con dos hijos pequeños, había acudido al programa porque vivía acomplejada por su nariz.
En las fotos del "antes", no me pareció una mujer que necesitase un cambio radical. Su nariz era un poco aguileña, sí, pero tampoco exagerada, y su cuerpo no era esbelto pero tampoco obeso. Quizá le sobrasen cinco o seis kilos, pero siendo una mujer que ha dado a luz dos veces no me parece algo por lo que llevarse las manos a la cabeza.
Esta mujer acudió al programa por su nariz pero, ya que se ponían, le arreglaron también los dientes, los pómulos, le realizaron una liposucción, aumentaron el tamaño de sus senos, la depilaron con láser y le pagaron un viaje a Nueva York con toda su familia para que disfrutara de su cambio radical.

Yo creo que si una mujer así (quiero decir, sin un cuerpo realmente deforme ni un rostro de asustar) no se acepta a sí misma es principalmente por un problema psicológico, y eso es lo que habría que tratar de solucionar, no una nariz un poco aguileña o unas cartucheras. Con este tipo de acciones lo único que se consigue es crear la necesidad en la gente de tener que cambiar su cuerpo y su cara en el momento en el que no cumplan mínimamente con los cánones estéticos. Anda que no hay gente por el mundo con algunos kilos por encima de su peso ideal y una nariz no perfecta que vive la mar de feliz y sabe sacarse partido igualmente.

Después de ver todo eso, lo que sinceramente creo que necesita un cambio radical es nuestra sociedad. Que a esa mujer se le cree la necesidad de tener que hacerse la cirugía estética como solución a todos sus problemas en lugar de animarla a cuidarse un poco más, a prestarse un poco más de atención a sí misma y buscar que los demás se la presten también, me parece de un sadísmo y una frivolidad aterradoras.
Que una cadena de televisión camufle publicidad explícita de todas las técnicas y posibilidades de la cirugía estética en una supuesta obra benéfica y altruísta que solucionará la vida a una pobre mujer cuya máxima desgracia aparente es tener una nariz aguileña (no es una solterona que vive encerrada en su casa sin contacto con la humanidad debido a sus complejos), me parece un retroceso en lo que las personas debemos llegar a ser gracias a nuestro don del intelecto.

Sin embargo, hay algo que me jodió mucho más que todo esto, y fue ver a la hija de la señora, que tendría unos 7 años, observando a su mamá entre lágrimas (no sé si de miedo o de alegría) con su nuevo look. Yo soy una persona adulta y con criterio capaz de reflexionar y obtener una opinión crítica y propia de lo que vi. Pero, ¿qué pasará con esa niña y con el resto de niñas (y niños) que ayer vieron lo mismo que yo vi? ¿Qué pasará con esa niña si con 16 ó 17 años resulta que ha heredado la nariz de su madre? ¿También considerará la rinoplastia como la única opción?

25 de marzo de 2007

la planta tillandsie

Roma, Italia. 8 de febrero de 2005

Tillandsie: planta centroamericana sin raices que, generalmente, vive sobre las copas de los árboles, los postes de la luz o las rocas. Se nutre de la humedad del aire, que absorbe directamente a través de las hojas. Puede ser utilizada para absorber los elementos tóxicos del aire y las ondas nocivas que emanan los ordenadores y los televisores.

Mantenimiento: vaporizar dos o tres veces a la semana. Colocar junto a una fuente luminosa.

Muy bien. Poco antes de Navidades pasamos por un puestecillo donde se vendían y nos compramos una. Era majeta, curiosa. Un pedazo de piedra de la que salían unas hojas verdes delgadas y finas. La base de la planta en sí no se veía porque estaba recubierta por musgo. Lo colocaba el hijo del vendedor para adornar un poco la planta, nos dijeron. Pues vale.
La llevamos a casa y la pusimos sobre la tele, desde donde le daba la luz de la ventana. Como teníamos que irnos de viaje a Zaragoza por Navidad, la pulvericé bien antes de marcharnos y la dejé junto al humidificador.

A la vuelta de las vacaciones, la planta estaba bastante pachucha. Tiraba a marrón. La pulvericé, la saqué al balcón cuando llovía, la puse junto a la ventana cada mañana y hasta le hablé para darle ánimos. Pero nada, cada vez más mustia. Hasta hoy.

La he cogido esta mañana para ver si encontraba algún síntoma de recuperación. Al tocar una de las hojas, ésta se ha desprendido. Luego otra, luego otra. Misteriosamente, en la base de cada una de las hojas que iban cayendo había una sustancia transparente seca. Uyuyuy...
Me lanzo a quitar el musgo para inspeccionar la base de la planta y, nada más hacerlo, me quedo con el resto de la planta en la mano, algo así como una alcachofa seca. Miro la planta. Miro la piedra.

¿Y qué descubro?

¡¡¡¡¡¡¡Que la supuesta planta estaba pegada con silicona a la piedra!!!!!!!

Como pa' no morirse. Aunque ya ha aguantado el matojo, ya. Lo he debido de cuidar de puta madre para que me haya durado casi dos meses, ese consuelo me queda. Pero la cara de idiota que se me ha puesto no me la quita nadie.

Aquí van las fotos de la planta-tilland-timo:


24 de marzo de 2007

mi primer examen en La Sapienza


Roma, Italia. 2 de febrero del 2005.

Lo que os voy a contar es más informe que anécdota, y es largo, pero es relato real de cómo funcionan los exámenes en este país surrealista. Así que, si tenéis curiosidad, lo leeis.
Apunte inicial: los exámenes aquí son sobre 30. Se aprueba con 18 y lo máximo que se puede sacar es 30 con lode, es decir, matrícula.

Empieza la historia:
Hoy he tenido mi primer examen en la universidad.Yupi. En la Universidad de aquí, quiero decir. Aunque, si tenemos en cuenta que no se parecen en nada a los de allí pues, sí, se puede definir como mi primer examen.
Podríamos decir que estoy viviendo mi segunda experiencia universitaria como si fuera la primera. Más perdidica que un pulpo en un garaje aunque con el consuelo de que, lamentándolo mucho por ellos, hay algunos que van todavía más perdidicos que yo. Porque presentarse a un examen habiéndose estudiado un libro que corresponde a otra asignatura es andar MUY perdido. Pero, en fin, a eso llegaré luego. Y, por si las moscas, aclaro que NO me ha pasado a mí.

Pues en esto que dan las ocho en punto de la mañana, las ocho y dos minutos y las ocho y cinco en los tres despertadores que me puse anoche para asegurarme de que no me quedaba dormida. Que conozco mis "sólocincominutitosmás" y no estamos para arriesgar.
El primer despertador que ha sonado es el mío, que hace algo así como ¡¡¡¡¡¡MEEMEMMENMEEMEMMEMNENMENMEEE!!!!
Sinceramente, sólo de pensar en el ruido que va a torturar mis oídos por la mañana se me quitan las ganas de ponerlo.Y así vamos, que no lo pongo.
El segundo despertador ha sido Sergio, que me ha llamado al móvil a petición mía. Muy eficiente, como siempre. Aunque me orgullece comunicar al mundo que hoy me he levantado a la primera y no me han hecho falta sus servicios.
Y el tercer despertador, el del móvil, que ha sonado cuando estaba en el baño y que hace algo así como ¡¡¡BUENOS DÍAAAAAAAAAAAAS!!! ¡¡¡¡LEVANTATÉ BECOTÓOOOOOOOOOOOOON!!!! ¡¡¡¡BECOTÓN QUE TE LEVANTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES!!!!
Esa retaila con la voz de Sergio a grito pelado. No me preguntéis como lo grabó, pero lo grabó.
Y ahí sigue.

Me lavo, me visto, desayuno y me piro. Autobús, arf arf. Llegué. Menos cinco.
Que contento se pone uno con lo de llegar a menos cinco. Llegas por los pelos pero te da la impresión de que has llegado con mogollón de tiempo. Has llegado ANTES de la hora. No importa cuanto antes. Sólo importa que has llegado antes.

Entro en el departamento de Historia del Arte. Cien personas o más esperando en un pasillo.

- Hola, ¿esperas para el examen del Impresionismo de la Bordini? (aquí se pone el "la" delante del nombre de manera oficial)
- Sí, bueno, para el de Técnica Impresionista. Se hacen los dos a la vez. Pero aún no ha llegado.
- Ah, que se hacen los dos módulos... ¿Y sabes dónde es el examen?
- No, no se sabe nada todavía.

Para variar.

En esto que aparece un profesor por allí. El Zambianchi.

- ¿Alguno está para mi examen?
- ¿Para el de la Bordini? (pregunta estúpida que suelta alguno y cara de poquér del Zambianchi)
- ¿La Bordini? (Zambianchi se mira de arriba a abajo y se encoge de hombros) Pues no, lo siento. Tendrá que ser Zambianchi.

Risas nerviosas.

- ¿No hay nadie para mi examen?

Silencio sepulcral y nuevo encogimiento de hombros del profesor, que acto seguido desaparece dentro de una de las aulas.

Dios mío, ¿¿¿estamos todos para la Bordini??? Y yo soy el número 38 del módulo del Impresionismo, que aparte está el otro. Las uvicas me van a dar.

- A ver, para el examen de la Bordiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Llega el conserje salvador. Cientos de manos alzadas.
Pues, hala, meteos en la clase y esperad a que venga.
Y nos metemos en la clase. Y allí hay cuatro mesas puestas en fila formando una supermesa y cien sillas que se ocupan en un pispas. Yo me siento en primera fila para no perderme detalle.
Y Zambianchi está colocado al final de la supermesa preguntándole cosas a un chica que tiene sentada enfrente.

¿¿¿Tengo que entender con ésto que vamos a hacer todos juntitos el examen oral???
¿¿¿Pero qué tipo de organización es ésta????

Una organización nefasta. De momento, el examen empezaba a las 9 y son las 9.20. Y la Bordini sin venir. Seguro que ha desayunado leyéndose el periódico y limándose las uñas mientras yo me atragantaba con el tazón de leche.

Entra una rubia teñida con una cazadora rosa fucsia y los pelos de loca tipo muñeco diabólico. Le da dos besos al Zambianchi, que pasa de la alumna que está haciendo el examen y se pone a conversar con la tipa. Ole.
La rubia diabólica hace un paneo general por la sala y tuerce el morro. Debemos de ser muchos.
Entra otra señora, ésta más normal. De nuevo, saludos y besos varios.
Y la pobre que se está examinando ahí esperando.
Y los demás ahí sentadicos y esperando también.

Las 9.30.

La última que ha entrado, llamémosla la Lux porque creo que es la Lux, saca la lista de los apuntados al examen (porque hay que apuntarse días antes en una lista harapienta) y comienza a leer nombre por nombre.
Las manitas se van levantando y bajando progresivamente.
Cavero Rebeca. Levanto la manita y la vuelvo a bajar. Tengo un huevo de gente delante. Y la Bordini sin venir.
¡Anda, mira, por hablar! Ahí la tenemos. Esta mujer yo creo que no se peina. Le comenta algo a la Lux así por lo bajini pero yo, como estoy en primera fila, me entero de todo.
¡Que me voy a tomar un café, le dice! ¡Pero si acabas de llegar!
Y se va.
Ojalá se te atragante.

La Lux llama al primero de la lista. Un mozalbete se levanta y se acerca hasta la mesa. Se sienta frente a la Lux y allá que vamos. Y el Zambianchi, mientras tanto, haciendo sus examenes en la otra punta de la mesa.Tenemos dos profesores y dos alumnos, cuatro personas hablando a la vez. Más los susurros de la sala. Empezad a llevar la cuenta.

Y en esto que aparece por allí una modernita tipo A que le pregunta a la que tengo al lado si éste es el examen de la Bordini y que cómo funciona la cosa. Acento inconfundible.

- ¿Eres española? le digo yo en perfecto castellano.
- Sí. ¿Y tú?
- También.
- Ah, qué bien. ¿Y cómo funciona ésto? ¿Te van llamando?
- Sí, pero acaban de empezar. ¿Qué número llevas?
- El 45.
- Pues te queda un huevo, me temo. Yo llevo el 38.
- Pues vaya. Gracias.

Se sienta detrás mío. Al momento vuelve a acercarse.

- Oye, te has estudiado este libro, ¿no? - me dice mientras me enseña unas fotocopias encuadernadas que muestran en primera página un título a tamaño 30 lo menos que dice "La Técnica Impresionista"
- Ups... no. Me he estudiado el de Historia del Impresionismo, de Rewald.
- ¿Y no es este?

Vuelvo a leer el título por si acá. "LA-TÉC-NI-CA-IM-PRE-SIO-NIS-TA"

- No, no es. ¿Pero tú haces el módulo de Técnicas artísticas o el del Impresionismo?
- El del Impresionismo...
- Es que creo que ese es el libro del otro módulo... (sonrisa compasiva, la chica que comienza a palidecer)
- Joder... es que fui a la copistería y me dijeron que el libro del impresionismo era éste...
- Pues me temo que no lo es... pero, bueno, algo tendrá que ver, no te preocupes.
- Joderjoderjodeeeeeeeer... Oye, y ¿tú no podrías contarme el libro que te has estudiado así de manera resumida?

Unas 300 páginas de manera resumida. Alrededor de 50 años de historia artística. La vida y la obra de más de una decena de artistas y un centenar de cuadros...
No sé, no sé...

La Bordini vuelve del café. Se sienta y llama al siguente de la lista. No parece con ganas de ir muy deprisa y yo tengo el número 38. Yo creo que me da tiempo.

- Claro. Vamos fuera - l
e digo a la chica, estudiante de Historia del Arte en la Universidad de Salamanca, para más señas.
Y comienzo a contarle, libro del museo de Orsay en mano, la Historia del Impresionismo.
Y lo que se ha estudiado ella tiene bastante poco que ver, más que nada porque, además, lleva un cacao mental considerable.

En fin, ha pasado ya un buen rato. Será mejor que entremos y que te sirva de algo lo que te he contado.
Y entramos.

Nos sentamos de nuevo en primera fila. Y el tipo que tengo al lado es muy raro... y suda mucho.
Ahora hay cinco profesores con cinco alumnos en la supermesa. Diez personas hablando a la vez. Ah, no, espera. ¡En el otro extremo de la sala hay dos mesas más con sus respectivas parejas! Sumemos otras cuatro personas.
14 personas hablando a la vez, haciendo un examen, y otros cincuenta lo menos esperando turno.
Y la Bordini que decide ir a echarse un cigarrito dejando a la pobre chica que tiene enfrente sentadica en la supermesa a mitad del examen. Ver para creer.
Y a otro profesor que le suena el móvil.
Y el tipo raro que me pregunta si Degas era al que le gustaban los caballos.
Y la modernita tipo A que sigue hecha un lío.

- ¿Pissarro era el que era impresionista puntillista?
- Era impresionista pero, durante unos años, trabajó el puntillismo. Son dos cosas distintas. Los puntillistas entran en los Neo-Impresionistas.
- Aaaaaahhhhh...

Creo que la he liado aún más.
Y la Bordini que vuelve. Las 11 pasadas. Me voy a hacer pis y a por un café.
Y yo que vuelvo. Y la cosa que avanza despaciiiiiiiiiiiiiiiitoooooooooooooooooooo...
Y el raro sudoroso que me pregunta si Monet era el de las barbas.
¿¿¿¿??????

- Pues, hombre, llevar barba, llevaba. Pero es que en el siglo XIX prácticamente todos llevan barba.... De todas formas, no creo que te pregunten eso...

Parece que se tranquiliza un poco. Aunque a cualquiera que termina el examen lo somete al tercer grado antes de permitirle salir.

Pasa el tiempo. Mi turno se va acercando y yo, después de estudiar detenidamente a los profesores, quiero que me toque la Lux.
Y la Bordini que hace una bola con un folio y se lo da a la chica que está examinando para que lo tire.
Y la pobre chica que mira a un lado y a otro y, como no hay ninguna papelera cerca, al final se la mete en el bolso.
La teñida diábolica termina su examen y coge la lista.

Tizio...

Caio... (lo equivalente en italiano a Fulano y Mengano, vamos)

No responde ninguno. Deben de estar muertos en sus sillas o jubilados y en Benidorm.
Peligro, que me va a tocar a mí con la que da susto.

Sempronio...

Uf. Zutano sí que está. Menos mal.

La Lux termina y coge la lista.
¿Cavero Rebeca?

Allá que voy.

El paisaje y la figura humana en los impresionistas.

Y me lanzo a hablar y la Lux me frena y cambia de tema.

La Academia y el Salón.

Y me jode porque no me deja contar todo lo que le podría contar, pero sobre ésto también puedo contarle mogollón de cosas... Y me vuelve a cambiar de tema.

Los pasteles de Degas.

Aquí fallo en que no sé respoderle a quien inspira a Degas para utilizar el pastel. Cachis.
Bueno, no fallo porque no lo sé y se lo digo así sin más: no lo sé.
Pero vamos bien. Tranquila y segura. Habrá poquicos estudiantes en la sala que sepan tanto del los Impresionistas como la menda lerenda. Y no es por presumir, que he estudiado un huevo. Hasta me daba pena que se me fueran muriendo los impresionistas a medida que se acababa el libro, no os digo más.

Terminamos con Les Ninfées de Monet.

Yo pronuncio ninfe en lugar de ninfées y la Lux me corrige. Y yo me disculpo. Y la Lux me dice que no pasa nada, que no estamos allí para examinarme de italiano. Que me corrige para que lo sepa, nada más.
Qué maja.

Yo sigo blablablablablabla hasta que la Lux me vuelve a frenar y pone el punto y final.
Ole, ole y ole. Las dos orejas me caen seguro.

- ¿Te puedo poner un 28? - me pregunta la Lux.
Y yo alucinada.
- Me puede usted poner lo que crea que me debe poner (más o menos le digo ésto...)
- Es que hay gente a la que le parece mucho, gente a la que le parece poco...

Estoy por decirle que por poner, ya que pregunta, que me dé el rabo y me ponga el treinta (pedir la lode y vuelta al ruedo me parece ya echarle demasiada cara... aunque el Albiac pidió matrícula en ética de segundo a cambio de no haber hecho otra cosa que saltar por las mesas y se la pusieron) Finalmente no digo nada.

28. Lo equivalente a un 9,33333333333 español.
Hala, puesto está.

La Lux coge una especie de libro gordo de Petete y anota varias cosas, entre ellas el 28 y mis datos. Se lo pasa a firmar al Zambianchi y a la Bordini, que me mira intrigada. Sí, la del 28 soy yo. La española que según usted probablemente no se habría enterado de nada en la primera lección.
Después la Lux me pasa el libro para que firme yo también. Qué importante parece todo ésto, por Dios. Sólo faltan las banderas y las trompetas.
Pues nada, buongiorno.

- Buongiorno... Perdone ¿quién inspiró a Degas para utilizar el pastel?
- Millet (sonrisa) Hizo varios paisajes en pastel en los años 70 que podrían haber inspirado a Degas.
Ahí estaba el 30. Cachis otra vez.

Me levanto y me dispongo a marcharme. La de Salamanca me pregunta qué tal. Yo le digo que bien y le deseo suerte. Que todo le vaya bien si no nos volvemos a ver.
Me dirijo hacia la puerta. No consigo librarme del raro y de su tercer grado.

- ¿¿¿Quetehapreguntado????? Sudorsudorsudor.
- El paisaje, la academia y el salón, los pasteles de Degas...
- Te ha preguntado quien inspiró a Degas para pintar con pastel, ¿¿¿verdadverdadverdad???
- Sísísí.
- ¿¿¿¿Y quién fue???

Cómo me jode responder....

- Millet.

Podría haberle dicho cualquier otro nombre pero soy buena.
Ahora viviré con la eterna duda de si le han hecho la misma pregunta y ha sabido responderla gracias a mí. Aunque me conforto pensando que, visto lo visto, no se ganará el 30 con la respuesta... Aunque quien sabe... Prefiero no saberlo.
Sí me gustaría saber cómo se las ha apañado la de Salamanca, pobre.

El día 16, Historia Moderna. Ya os contaré.

12 de marzo de 2007

recuperar roma

He coincidido con una chica en Flickr (Raquel, creo que se llama) que pasó tres meses en Roma. Ella aprovechó su blog para recoger en él opiniones, historias y sensaciones de esa ciudad única. Yo viví en Roma un año y medio pero, por aquel entonces, aún no tenía blog, así que me limité a contar a mis amigos mis aventuras por allí (unas cuantas) a través de mensajes de correo electrónico. Sin embargo, ahora tengo blog y creo que éste es un buen sitio donde recopilar, poco a poco, todas esas historias. Voy a recuperar Roma.

20 de febrero de 2007

hartazgos

Estoy harta.
Harta de llevar dos meses esperando un trabajo.
Harta de que hacer bien tu trabajo no sirva en cualquier caso para que éste te dure toda la vida. Harta de no tener nada sobre lo que decidir y, de repente, tener que decidir sobre un montón de cosas.
Harta de pasar de no tener opciones a tener demasiadas pero ninguna concreta.
Harta de no poder irme de viaje porque los precios suben más rápido de lo que van mis decisiones. Harta de no poder tomar mis decisiones con mayor rapidez porque las decisiones que a su vez las condicionan van demasiado lentas.
Harta de tener que depender de los demás para seguir con mi vida.
Harta de estar en punto muerto desde hace mucho, de parecer que lo tengo todo pero, en realidad, saber que no tengo nada.
Harta de esperar una llamada para un trabajo y un comprador que me obligue a buscar otro sitio donde vivir.
Harta de que el raciocinio humano sólo sirva a algunos para decidir que las cosas se arreglan a cañonazos.