10 de julio de 2008

la loba

Vaya chasco. Ahora parece ser que la famosa estatua de bronce que representa a una loba amamantando a dos niños, supuestamente Rómulo y Remo, que se expone en los Museos Capitolinos de Roma, no es del siglo V a. C. sino de la Edad Media. Yo ya había oído que las figuras de los gemelos no eran coetáneas de la loba sino medievales, pero por lo que se ve resulta que lo que era coetáneo de los gemelos era la famosa loba.

Las pruebas de carbono 14 realizadas sobre la pieza a principios de 2007 en la Universidad de Salerno desvelaron que la obra fue creada en el siglo XIII d. C.; sin embargo, los responsables municipales decidieron "reservarse el derecho de hacer público ese resultado", supongo que para evitar que una de las esculturas más famosas de Italia perdiera parte de su encanto. Porque no nos engañemos: es mucho más atractivo pensar que estamos ante una escultura de hace 2.500 años, creada un par de siglos después de la fundación de la Ciudad Eterna (fechada el 21 de abril del año 753 a.C.) que ante una pieza de 800 años de antigüedad de las que aún se conservan a montones.

Ha sido el arqueólogo Adriano La Regina, ex-responsable de Cultura del Ayuntamiento de Roma, quien ha revelado esta información en un artículo publicado en el diario La Repubblica (igual lo de ahora ser ex ha tenido algo que ver) Sin embargo, y como suele pasar en estos casos, resulta que antes de que este señor abriera la boca ya había dudado un montón de expertos, entre ellos la restauradora de la estatua, de que la estatua fuera tan antigua como se decía. Pero, claro, hasta que el Carbono 14 no dice la última palabra...

Fuente: El País - 10/07/08

3 de julio de 2008

el embarazo: comparada con un jamón

Hoy he ido al tocólogo. El de siempre debe de estar de vacaciones y me ha tocado un sustituto. El de siempre no le da importancia al peso (o eso parece) pero, claro, ya os he dicho que hoy no me ha tocado el de siempre... así que me ha caído bronca.
Cuando la enfermera ha ajustado las pesas de la balanza, conmigo encima, y ha cantado el peso, casi me da un mal. Me he quedado ahí subida casi un minuto, como si por mucho estar encima la cosas fueran a cambiar. Visto que no me bajaba, la enfermera ha vuelto a ajustar las pesas un par de veces más para darme el gusto de creer en los errores de la técnica; al final me ha mirado como diciendo "hala, maja, que esto es lo que hay" y me he bajado, 2.4 kg más gorda de lo que me había subido.
Para hacerlo más doloroso aún, el tocólogo ha apuntado el peso en la cartilla en colorao, no vaya a ser que cuando vuelva el médico de siempre no lo vea. Y, por si esto fuera poco, ha ido aderezando el resto de la visita con frases como: "Me gustan las gordicas pero en casa ya no me cabe ninguna" o "Eres como un jamón, todo grasica." Una delicia. He salido con un ánimo festivalero.

Aún así, y haciendo un alarde de masoquismo, he decidido irme en busca de un vestido para la boda del año. Fracaso absoluto. En unos no me caben las tetas,
otros me hacen parecer una bombonera con lazo, con los anchos parezco una mesa camilla con faldón y con los estrechos, una ladrona de sandías recién salida del Mercadona. Que sepáis que la opción del bailar cobra más fuerza cada día. Estoy por irme directamente a por la pamela pero, visto lo visto, miedo me da intentarlo y descubrir que también me ha crecido la cabeza.