27 de enero de 2011

esto sí que es una oportunidad


Doy fe de que nos la comimos en Navidad (no sin algo de miedo, todo hay que decirlo), y sobrevivimos. Y de que la etiqueta no está manipulada, así que por ese precio fue un auténtico chollazo...


20 de enero de 2011

¡Qué razón tenía María!


María Moliner (Paniza, Zaragoza, 1900 - Madrid, 1981) fue una lexicógrafa y bibliotecaria que dedicó gran parte de su vida a trabajar en su única obra: Diccionario de uso del español.

Comenzó a trabajar en él en los años cincuenta y la primera edición se publicó en 1966. Por desgracia, no pudo continuar trabajando en él porque se vio afectada por la enfermedad de Alzheimer. Posteriormente se publicaron dos ediciones más, en 1998 y en 2007, compuestas por dos volúmenes y con un cd-rom adaptado a los nuevos tiempos. Estos dos volúmenes lucen en la estantería del despacho de mi padre, que decidió comprarlos sin dudar con el importe del único premio literario (muy humilde) que ha ganado en su vida.

Gracias a María Moliner y a su diccionario, palabras típicamente aragonesas como pozal o garrampa forman parte del léxico aceptado por la Real Academia de la Lengua. Sin embargo, María Moliner nunca alcanzó su ilusión de convertirse en académica de esta institución.

En 1972, una entrevista realizada a la lexicógrafa en el diario Heraldo de Aragón se encabezaba con el siguiente titular: ¿Será María Moliner la primera mujer que entre en la Academia? El motivo era que su nombre había sido propuesto como candidato por Rafael Lapesa y Pedro Laín Entrago para ocupar el sillón B de la institución. Ante esta posibilidad, María Moliner declaraba:

Sí, mi biografía es muy escueta en cuanto a que mi único mérito es mi diccionario. Es decir, yo no tengo ninguna obra que se pueda añadir a esa para hacer una larga lista que contribuya a acreditar mi entrada en la Academia. (…) Mi obra es limpiamente el diccionario.

Sin embargo, finalmente sería un hombre, Emilio Alarcos Llorach, quien se sentaría en él. Tras esta elección, María Moliner hizo una de sus declaraciones más conocidas:

Desde luego es una cosa indicada que un filósofo entre en la Academia y yo ya me echo fuera, pero si ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diría: «¡Pero y ese hombre, cómo no está en la Academia!».

¡Y qué razón tenía María! Desde su creación en 1713, y con la excepción de María Isidra de Guzmán, primera mujer doctora por la Universidad de Alcalá, que fue admitida en 1784 como académica honoraria aunque sólo dio su discurso de agradecimiento, ninguna mujer ocuparía un sillón en la Real Academia Española hasta 1978, año en el que Carmen Conde fue admitida para ocupar el sillón K.

Si María Moliner hoy siguiera con nosotros, espero sinceramente que alguien le concediera un sillón.