12 de junio de 2012

misterio en la biblioteca

Hace un par de semanas fui a la biblioteca a buscar un libro infantil. El ordenador indicaba que estaba disponible, pero no lo encontré en su sitio y pregunté a la bibliotecaria. Ella se acercó hasta las estanterías pero tampoco lo encontró, así que tomó nota de mi teléfono y me dijo que lo buscarían y, cuando lo encontraran, me avisarían. La verdad es que el libro no era de gran importancia para mí pero tampoco le dije que no. Supuse que les interesaba encontrar el libro de todas formas.

Hoy me han llamado por teléfono. Han estado buscando el libro desde entonces pero no lo han encontrado, así que lo dan por perdido. No obstante, se han acercado a la librería donde adquieren los fondos con la intención de comprarlo, pero está descatalogado. Han contactado con la editorial a ver si es posible conseguir un ejemplar en alguna parte y, si se hacen con uno, me llamarán. Visto lo visto, no lo dudo.

Supongo que toda esta labor no la habrán llevado a cabo únicamente para satisfacer mi petición, sino porque les importa hacer bien su trabajo.

Con todo este rollo sólo quiero dejar constancia de que hay cosas que funcionan y que hay personas que se toman en serio su trabajo. Que quienes fastidian y crean problemas son otros, por ejemplo, los que cogen prestado "Lucas, un detective en el museo" y no lo devuelven jamás.