La respuesta es que no los eligieron ellos sino que, como sucede en algunas ocasiones, les fueron adjudicados debido al efecto popular que tuvieron varias viñetas publicadas por el caricaturista político Thomas Nast en la revista Harper's Weekly durante la década de 1870.
La primera vez que aparecieron la mula y el elefante en una viñeta de Nast fue en 1874. La viñeta se titulaba “El Pánico del Tercer Mandato”, y es la que aparece aquí abajo:
Parece ser que el dibujo estaba basado en una noticia falsa que publicó deliberadamente el diario New York Herald en la que se alertaba sobre varios animales que habían escapado del zoológico y andaban buscando comida por Central Park.
Como se ve en la viñeta, el elefante lleva en el lomo la inscripción "The Republican Vote", simbolizando a los electores republicanos, mientras que sobre el burro se puede leer "Caesarism". Este término es como denominó el Herald, de tendencia demócrata, a la voluntad del presidente Ulysses S. Grant (republicano) de presentarse a un tercer mandato, voluntad que el periódico había criticado en diversos editoriales.
La representación del burro espantando al elefante se referiría al abandono que estaba sufriendo el presidente Ulyses S. Grant por parte de los electores republicanos en su intento de presentarse como candidato por tercera vez, algo que desde, el punto de vista de Nast, se debía a una trampa preparada por los demócratas.
Ambos símbolos fueron rápidamente aceptados tanto por el público como por otros caricaturistas, aunque no tanto por los propios partidos, en especial por el partido Republicano. Mientras que los demócratas tenían la ventaja de que, a pesar de ser representados por una mula, asociada en principio con la terquedad, ésta al menos aparecía como un animal listo y valiente, los republicanos, sin embargo, eran asociados con un animal tan enorme como asustadizo y torpe. Sin embargo, con el paso de los años le dieron la vuelta a la perspectiva y pasaron a asociarlo con la fortaleza y la inteligencia, adoptándolo oficialmente como signo de identidad. Y, así, hasta hoy.
Hasta un hoy en el que los demócratas tienen que elegir entre que les represente un hombre de raza negra (Barak Obama) o una mujer de raza blanca (Hillary Clinton), una elección que parece ser símbolo de esa "Nueva América" que postulan a los cuatro vientos, mientras que en el partido republicano el puesto se lo disputan John McCane, veterano de la guerra de Vietnam con un nombre muy similar al héroe de la "La Jungla de Cristal", y Mike Huckabee, un pastor que amenaza con nombrar Secretario de Defensa a Chuck Norris si llega a ocupar la Casa Blanca.
Espero que esta vez sí ganen los de la mula. Si gana Hillary, será la primera vez que una mujer sea nombrada Presidente de los Estados Unidos de América, aunque eso suponga que, al menos durante 24 años, el poder oscile entre dos únicas familias; si gana Obama, será la primera vez que un hombre de raza negra gane la Presidencia de los Estados Unidos. No tengo claro cual de las dos primeras veces prefiero. Quizá haya habido en la Historia más mujeres al frente de un país poderoso que hombres de raza negra al frente de uno occidental. Aunque quizá eso no importe en absoluto y uno y otro representen exactamente lo mismo.
Lo que sí que sé es que prefiero cualquiera de esas dos opciones a que el elefante me imponga a un hombre que afirma que "es más importante ganar una guerra que ganar unas elecciones" o a otro que quiere colocar a Chuck Norris como estandarte de la lucha contra el mal.
Sé que no puede ser pero, sinceramente, y visto lo visto, creo que todos deberíamos tener derecho a participar en la elección del Presidente de los Estados Unidos de América.
Nota: la información sobre el elefante y la mula se ha obtenido de la web http://congress.indiana.edu/
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