el embarazo: la matrona Mr. Bean

Nunca he escrito en el blog sobre mi embarazo así que hoy, tras seis meses de desarrollo, va a ser la primera vez. Teniendo en cuenta que en el blog recojo las cosas que me llaman la atención o que van salpicando mi vida, creo que el embarazo se merece por méritos propios un poco de espacio de vez en cuando.

Dicho esto, empezaré por comentar que, visto lo visto, debo de estar tremenda. En los últimos días varias personas me han dicho frases como "A ti ya te queda poco...", "Te veo a punto, a punto", y otras por el estilo. Y cuando les digo que me queda todo el verano y que de "a punto" nada, me miran raro y me dicen, muy amablemente, que menuda tripa tengo para estar de lo que estoy. Me he estado consolando con los comentarios de familiares y amigos que afirman que la cosa no es para tanto, pero la verdad es que ya no sé qué pensar.

Y la puntilla la puso ya la matrona Mr. Bean. que me ha tocado en gracia. Os pondré en antecedentes sobre ella comentando que el primer día que me visitó me dijo que no iba a tener mucho problema con el peso porque era una chica bastante alta. Quienes me conocen encotrarán el comentario un tanto exagerado; quienes no me conocen, después de saber que mido 1,60 fijo que lo encuentran igual. Vale que estaba sentada, pero en fin... Aunque me hizo ilusión la cosa, tuve que sacarla de su error.

Volviendo al tema del peso, parece ser que como soy tapón la buena mujer ha cambiado de opinión. En la última visita primero me dijo que estaba de 22 semanas y que salía de cuentas el 17 de noviembre, cuando resulta que estoy de 26 y salgo de cuentas el 17 de septiembre. Es lo que tiene perder mi ficha y leer el número romano IX como XI tres veces a falta de una. Después me quiso dar día para empezar, otra vez, las clases preparto (a las que dedicaré algún post en breve si siguen así). Y, para rematar la faena, me pesó y me dijo que en un mes me había engordado 3 kilos, de los cuales kilo y medio desde la visita al tocólogo el día 4, es decir, en cinco días. Después de recordarme que no coma pan, ni salsas ni fritos, cosas que no como, zanjó el asunto con un "es que tienes demasiada tripa para estar de lo que estás" que me hundió en la miseria. Total, que el lunes próximo tengo que ir a pesarme otra vez a ver si es que mi tripa es un ser sobrenatural que engorda kilos y kilos ajena al resto de mi cuerpo o qué. Miedo tengo.