Así terminaba el partido que ayer enfrentó al Getafe con el Bayern de Munich en la eliminatoria de los cuartos de final de la UEFA. Yo me quedé muy triste, como supongo que les pasaría a prácticamente todos los que vieron el partido. Me pareció algo tan injusto... El Getafe jugó de maravilla y no cesó de luchar un segundo a pesar de ser uno menos desde casi el inicio del partido. Daba gusto verles, te contagiaban sus ganas y su fuerza. Al menos eso me pasó a mí, que grité el primer gol de la prórroga como una loca y aún más el segundo, casi acto seguido. Sin embargo, a pesar de esa emoción y de ir 3 a 1 a nuestro favor, la sensación de que todo eso podía quedarse en nada era constante. Supongo que porque había pasado ya muchas veces; y una vez más, pasó.
Ya sé que las lamentaciones sirven de poco, pero lo primero que me vino a la cabeza cuando terminó el partido fue que si el árbitro le hubiera sacado a Toni la roja en lugar de la amarilla cuando tuvo el encontronazo con un jugador del Getafe no habría podido marcar los dos goles que marcó en la prórroga... En fin. El caso es que vio la amarilla y los marcó.
El domingo juega el Zaragoza en el campo del Getafe un partido importantísimo para nosotros porque nos jugamos bajar a segunda. Yo no soy especialmente forofa, pero en ocasiones límite, bien por arriba o bien por abajo, suelo estar atenta. La emoción me puede, supongo. Más allá de pensar en si esta derrota del Getafe va a venir mejor o peor para nuestros intereses, lo único que espero sinceramente es que el estadio del Getafe retumbe cuando sus jugadores salgan al campo y que los seguidores del Zaragoza que estén allí los secunden. Porque lo cortés no quita lo valiente y el Getafe ha demostrado ser un equipazo. Y, después, el Zaragoza que haga lo que buenamente pueda.
Ya sé que las lamentaciones sirven de poco, pero lo primero que me vino a la cabeza cuando terminó el partido fue que si el árbitro le hubiera sacado a Toni la roja en lugar de la amarilla cuando tuvo el encontronazo con un jugador del Getafe no habría podido marcar los dos goles que marcó en la prórroga... En fin. El caso es que vio la amarilla y los marcó.
El domingo juega el Zaragoza en el campo del Getafe un partido importantísimo para nosotros porque nos jugamos bajar a segunda. Yo no soy especialmente forofa, pero en ocasiones límite, bien por arriba o bien por abajo, suelo estar atenta. La emoción me puede, supongo. Más allá de pensar en si esta derrota del Getafe va a venir mejor o peor para nuestros intereses, lo único que espero sinceramente es que el estadio del Getafe retumbe cuando sus jugadores salgan al campo y que los seguidores del Zaragoza que estén allí los secunden. Porque lo cortés no quita lo valiente y el Getafe ha demostrado ser un equipazo. Y, después, el Zaragoza que haga lo que buenamente pueda.
4 comentarios:
joer, yo cogí un cabreo de órdago, pasé por todas las fases en el fatídico último minuto: estupefacción, incredulidad, rabia, cólera... fue un partido memorable, épico. una verdadera lástima ese maldito gol final. en fin, c'est la vie!!
A mí me pasó lo que suele pasar en estas ocasiones: se me quedó cara de gilipollas.
Y los probes del bayer de muni, con lo bonito que es el nombre. Anda que no se alegrarían ni ná. Y las cosas como son. A un equipo italiano no le habría pasado lo del final de la prórroga. Además Getafe suena raro.
Alejandro, ¿has vuelto un poco revoltosillo del sur o qué? Bayer de muni suena a barbitúrico. Mucho más bonito Getafe, o El Geta, bien cañí. Con lo de los italianos y la prórroga estoy de acuerdo; ellos habrían marcado el gol churrero en el minuto 29. De todas formas, después de la nueva victoria de Berlusca, ya no sé que pensar de ellos. Qué lástima, qué lástimaaaaaa... Italia no tiene remedio.
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