En algo más de cinco horas tendremos la respuesta. Llevamos un mes con el Mundial a cuestas. Pasando nervios durante los partidos los más futboleros, y hasta los menos. Estos se han llevado la peor parte, porque han tenido que oír hablar del Mundial y de la selección hasta la saciedad durante estos treinta días. La cobertura informativa del asunto ha sido exhaustiva, incrementándose con cada ronda pasada. Hoy, día de la final, se puede decir que ha ocupado por completo los contenidos informativos. Como ejemplo, el programa futbolístico por excelencia, "Carrusel Deportivo", ha iniciado la previa del partido seis horas y media antes de su incio. Menos mal que todo va a terminar esta noche, para bien o para mal, aunque la resaca aún vaya a durar varios días.
Si ganamos, como ha pronosticado el pulpo Paul y un oso panda chino, esta noche España enloquecerá. La gente se echará a las calles para celebrar la victoria, las ciudades quedarán llenas de mierda y el mobiliario urbano, bastante deteriorado; quienes quieran dormir probablemente no lo consigan hasta altas horas de la noche y, aunque nuestros problemas seguirán siendo los mismos, nos olvidaremos de ellos durante unas horas. Incluso parece ser que el PIB del país puede llegar a aumentar un 1%, aliviando de modo ficticio la crisis omnipresente de los últimos meses.
Si perdemos, para muchos será lo más parecido a que se acabe el mundo. Con el partido se perderá la esperanza en que las cosas, por una vez, salgan bien; se dudará de que el esfuerzo merezca la pena y de que los méritos aseguren la recompensa. Se perderá la fe, aunque la fe sea en el fútbol, y para muchos mañana ya no tendrá sentido. Porque se habrá esfumado la ilusión, una ilusión creada por once tíos dando patadas a un balón, pero ilusión al fin y al cabo. Mañana no se pensará en la siguiente oportunidad, no se volverá a construir la ilusión desde las cenizas, como hacían los japoneses con cada templo centenario que era destruido por las llamas, sino que el país entrará en un estado de apatía y decaimiento que convertirá la crisis en un simple dolor de cabeza. Porque nosotros somos así: eufóricos para celebrar y victimistas frente a la derrota.
Así que más nos vale ganar porque, si no, vaya temporadita que se nos espera.
Si ganamos, como ha pronosticado el pulpo Paul y un oso panda chino, esta noche España enloquecerá. La gente se echará a las calles para celebrar la victoria, las ciudades quedarán llenas de mierda y el mobiliario urbano, bastante deteriorado; quienes quieran dormir probablemente no lo consigan hasta altas horas de la noche y, aunque nuestros problemas seguirán siendo los mismos, nos olvidaremos de ellos durante unas horas. Incluso parece ser que el PIB del país puede llegar a aumentar un 1%, aliviando de modo ficticio la crisis omnipresente de los últimos meses.
Si perdemos, para muchos será lo más parecido a que se acabe el mundo. Con el partido se perderá la esperanza en que las cosas, por una vez, salgan bien; se dudará de que el esfuerzo merezca la pena y de que los méritos aseguren la recompensa. Se perderá la fe, aunque la fe sea en el fútbol, y para muchos mañana ya no tendrá sentido. Porque se habrá esfumado la ilusión, una ilusión creada por once tíos dando patadas a un balón, pero ilusión al fin y al cabo. Mañana no se pensará en la siguiente oportunidad, no se volverá a construir la ilusión desde las cenizas, como hacían los japoneses con cada templo centenario que era destruido por las llamas, sino que el país entrará en un estado de apatía y decaimiento que convertirá la crisis en un simple dolor de cabeza. Porque nosotros somos así: eufóricos para celebrar y victimistas frente a la derrota.
Así que más nos vale ganar porque, si no, vaya temporadita que se nos espera.
3 comentarios:
yo estoy un poco hasta los tentáculos de la selección, la verdad. se me está transformando la ilusión en pesadilla mediática!! ojalá ganemos esta noche, eso seguro.
Jajaja... muy propio lo de los tentáculos. Yo también estoy un poco harta de esta saturación mediática, sobre todo porque el 80% de lo que se cuenta no tiene el más mínimo interés. Esta mañana, en la radio, menos al pitorro de la boina del tío abuelo de Iniesta creo que han preguntado a todo el mundo por el pronóstico para el partido de esta noche. ¡Qué cansinos!
Si se pierde tampoco pasará nada por que llegar a la final ya es todo un mérito, si ganamos nos espera un veranito que Hasta en el gazpacho veremos pelotas.
Mi hijo está hecho un flan esperando el momento.
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