3 de noviembre de 2010

banksy contra todos, o al revés


Esta pintura apareció un día en un escondido muro de la ciudad de San Sebastián. Justo el día anterior, el festival de cine de la ciudad había estrenado el documental Exit through the gift shop, dirigido por Banksy, el artista grafitero más famoso y reconocido del mundo. Las autoridades donostiarras ataron cabos y, teniendo en cuenta este detalle y el estilo de la obra, dedujeron que la pintura en cuestión no podía ser otra cosa que una obra del propio Banksy.

Así que se saltaron a la torera la normativa municipal que no permite "pintadas" en las paredes de la ciudad y decidieron indultar la obra, alegando que, en todo caso, "era una muestra cultural". Podían haber alegado cualquier otra cosa para justificar su decisión, como que Banksy (que hasta entonces tampoco había reconocido su autoría) es un artista mundialmente conocido y cotizado, pero no lo hicieron. Decidieron justificarla diciendo algo tan vago y ambiguo como eso. Y, claro, el resto de los grafiteros de la ciudad se mosqueó. ¿Por qué sus obras, también realizadas sobre muro y con spray, no eran consideradas igualmente "muestras culturales"? Pues porque ellos no eran Banksy. Y punto.

Así que uno de ellos decidió aplicar la normativa por su cuenta y embadurnó la figura del señor pensativo con spray negro. Ante ese hecho, las autoridades no vieron justificación para mantener el marco restante (aunque siguiese siendo obra de Banksy) y decidieron repintar la pared para apañar el desaguisado. Y fin de la historia.

En mi mundo ideal, los grafiteros deberían haber respetado la obra de Banksy y haber seguido currando para conseguir el indulto de las suyas.

En mi mundo ideal, los políticos deberían ser menos políticamente correctos y más sinceros.

Pero, claro, el ser humano no vive en mi mundo ideal.

Por cierto, poco después, en la web del propio Banksy se reforzaba la posibilidad de que la obra hubiera sido efectivamente suya.

Fuente: El País

3 comentarios:

interpreta-sones dijo...

es muy triste la verdad, indignante, es como aquella exposición de esculturas de vacas tuneadas en la calle. recorrió medio mundo sin problema alguno. llegó a españa y las desgraciamos todas. semos asín!!

Apuf dijo...

Pues sí, pero si en parte hemos llegado a ser así ha sido por resignarnos precisamente con eso, por asumir que "semos asín". Pues no, yo no soy así. No hago pintadas ni desgracio vacas tuneadas. Y me consta que la mayoría de los españoles, tampoco. Pero, claro, siempre se ve a los que más mal dan...

antonio dijo...

Esto demuestra que las normativas o leyes están al servicio de la hipocresía política,y que los grafiteros tampoco defienden su supuesto arte.

Como somos egoístas todos perdemos.

Saludos afectuosos!