10 de julio de 2006

abbiamo vinto!

Pues eso, que Italia es Campeona del Mundo. No voy a hacer una crítica deportiva del evento; para eso ya están el Marca o el As, que fijo que lo cuentan mejor que yo. Sólo diré que me ha dolido lo de Zidane. Sea lo que sea que le haya dicho el italiano, que ha podido ser cualquier barbaridad, su reacción no tiene sentido. Que le pase a un tío de 20 años, pues bueno. Pero que le pase a un tío como Zidane... Joder, tío, que es el último partido oficial que juegas en tu vida, que si ganáis te nombran mejor jugador del mundial, que tu equipo cuenta contigo hasta el final... no la cagues así. Que te saquen roja por algo justificado en el juego, no por una acción absurda como esa. Te has despedido de la peor manera posible, sin salir ni siquiera a recoger tu medalla de subcampeón con tu equipo, espero que por vergüenza y no por orgullo.
De verdad que lo siento mucho por ti. Es un trago difícil de pasar una vez que el cruce de cables deja lugar a la razón. Creo que todos hemos pasado alguna vez por una situación así (no me refiero a ser expulsado por realizar una acción estúpida en una final de mundial, obviamente) Darse cuenta del error es duro, pero dar la cara después lo suele ser aún más.

Pasando ya de Zidane, ahora voy al rollo personal. Dejad de leer los que paséis de saber de las introspecciones de los demás. Avisados quedáis.

Creo poder afirmar que he visto este partido de manera diferente a como lo hayáis podido ver vosotros. Un pedacito de mí estaba en el Circo Massimo y el resto, los que estaban aquí sentaditos en el sofá, estaban empapados de una nostalgia semiautoinducida. Yo podría haber estado allí, disfrutando del ambiente, de la ocasión. Mentalmente podía imaginarme allí, entre la folla. En esa Roma de julio, con noches de brisa fresca y luces cálidas.
Sin embargo, la vida me ha llevado por otro camino y aquí estoy. Lejos de allí y sin llegar a superarlo del todo. Sólo me consuela saber que, en el fondo, y aunque esa ciudad me llame a gritos y me empape el alma (suena cursi, pero es la mejor manera de describirlo), aquí estoy mejor que allí. Porque no todo lo que se recuerda es lo real; porque las cosas se idealizan y los sentimientos se llevan con uno virtualmente y sin querer. Porque lo que está allí no está aquí, pero tampoco lo que está aquí está allí. Y yo, sin lo que tengo aquí, tampoco podría vivir.
Así que tengo suerte. Porque siempre me quedará Roma. Eterna.

2 comentarios:

Mammi Kangaroo dijo...

Es muy bonito pero a la vez muy duro tener un "lugar" en tu corazoncito para esos sitios especiales.
Es bonito por que tienes el recuerdo, las buenas experiencias, los amigos,... esos detalles tontos que recuerdas con morriña como si fueran lo mejor del mundo...
Es duro por que sólo es un recuerdo, no puedes estar alli y eso duele, pero duele por que es tuyo y por que es especial.
Pero lo mejor de todo, lo mejor lo mejor es que lo tienes, y siempre lo tendras... es mucho mejor que no tenerlo

Apuf dijo...

Es bonito tenerlo, probablemente mejor que no tenerlo en absoluto, pero la distancia, en ocasiones, te hace ver las cosas de otro modo y lo duro ya no es no estar allí sino saber que estás triste por una imagen que no es del todo real. Algo doblemente duro: te duele porque no lo tienes y porque te das cuenta de que, en en el fondo, no lo has tenido nunca.